Cuando pensamos en una burguer nos viene a la cabeza carne. Pues no siempre tiene por qué ser así. Aquí os presento unas ricas hamburguesas de salmón y bacalao.
Estos dos pescados son una gran fuente de ácido graso Omega-3 por lo que constituyen un gran aliado para contener los niveles de colesterol y fortalecer nuestro corazón.
Estas hamburguesas de salmón y bacalao son una alternativa rápida y sabrosa para disfrutar en nuestras casas de una dieta menos monótona y más divertida. Creo que deberíamos incluirlas en nuestra alimentación habitual.
INGREDIENTES
- 170 g de salmón fresco.
- 170 g de bacalao desalado (ambos pescados ya troceados y sin espinas ni piel).
- 2 rebanadas grandes de pan de molde de semillas.
- 30 g de cebolla.
- 1 diente de ajo sin gérmen.
- 30 ml de aceite de oliva.
- Sal, perejil y pimienta al gusto.
- 2 huevos.
- 30 g de pan rallado.
- 25 g de nata ligera.
PREPARACIÓN
Ponemos el aceite de oliva en una sartén. Cuando empiece a estar caliente, echamos el salmón previamente salpimentado. Le damos vuelta y vuelta hasta que cambie de color y retiramos.
A continuación echamos el bacalao, primero por la parte de la piel. Sin añadir sal, le damos también vuelta y vuelta y retiramos.
Reservamos el aceite que nos ha quedado en la sartén. Desmenuzamos los dos trozos de pescado retirando piel y espinas. Reservamos.
En un robot de cocina ponemos el ajo, el pan de molde, la cebolla, el perejil, la pimienta y trituramos bien. Incorporamos los huevos, la nata y el aceite que hemos reservado. Volvemos a triturar y echamos esta masa en un bol. Añadimos el pescado desmenuzado y lo integramos. Por último añadimos el pan rallado. Podemos poner o no un poco más de sal.
Cubrimos el bol con papel film y lo dejamos reposar en el frigorífico durante una hora.
Untamos una sartén antiadherente con un poco de aceite de oliva. Vamos cogiendo cucharadas de pasta y las vamos depositando en la sartén. Con una espátula les damos forma redondita-circular y aplastamos. Les damos la vuelta con cuidado y apartamos.
Servir con alioli, con salsa de yogur o salsa de queso suave. Aunque solas también son deliciosas.