CASTILLA-LA MANCHA. Parte I: Albacete

Este es el primero de una serie de artículos que os iré presentando sobre viajes. Empezaré por la geografía castellano-manchega, mi queridísima tierra natal.

Alcalá del Júcar

Al noreste de la provincia de Albacete y casi en el límite con la Comunidad Valenciana nos encontramos, en plena comarca de La Manchuela, el pueblo de Alcalá del Júcar.

Alcalá del Júcar fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1982. Cuenta con monumentos de gran interés histórico y artístico como la Ermita de San Lorenzo, el Castillo, la Iglesia de San Andrés, y singularidades arquitectónicas como el Puente Romano o la Plaza de Toros.  Dignas de mención son las casas-cueva: cuevas del Rey Garaden, del Diablo, de Masagó o la Gruta del Duende. Excavadas a mano en el corazón de la montaña, algunas con más de 100 m de longitud permiten tomar algo en su interior o disfrutar de un museo de antigüedades.

Pero lo más espectacular de esta población es el enclave natural donde se encuentra. Un paisaje único modelado por el río Júcar con infinitos rincones maravillosos y encantadores.

Un establecimiento ideal para alojarse es el «Hotel Spa Helià» desde el que tenemos una vista panorámica espectacular e inigualable de la población.

En medio de este maravilloso paraje natural se nos ofrecen tratamientos de lo más sofisticados y relajantes que podamos encontrar: piscina interior, jacuzzi, Sauna Finlandesa, camas flotantes, cascadas, Hammam, fuente de hielo, ducha bitérmica, zona de relajación, etc. Y todo ello acompañado de un entorno, un trato personal y una gastronomía muy recomendables.

Casas Ibáñez

A partir de Alcalá del Júcar, si nos dirigimos hacia el sur y a unos 15 kilómetros, llegamos a Casas Ibáñez. Enclavado en la comarca de La Manchuela y con una población de más de 4.000 habitantes forma parte de la Reserva de la Biosfera «VALLE DEL CABRIEL», garantía de belleza de los parajes que comprenden su término municipal.

Arquitectónicamente cabe destacar la Iglesia de San Juan Bautista y la Ermita de la Virgen de La Cabeza, ambas de estilo barroco.

Otra construcción importante para la población por su historia es su Plaza de Toros. La Plaza actual fue construida de 1947 a 1957 con aportaciones económicas particulares y con el trabajo voluntario de los habitantes de la población, sobre la plaza inicial que data de 1847 y de iniciativa privada.

Y para tomarnos un descanso, reponer fuerzas y disfrutar de una exquisita a la vez que vanguardista comida no podemos dejar de visitar el restaurante «Cañitas Maite» en el centro de la población. De larga tradición familiar y de la mano de los jóvenes chefs Javier Sanz y Juan Sahuquillo verdaderamente os sorprenderá.

Albacete

Recorriendo la provincia de Albacete no podemos olvidarnos de la capital por supuesto. Con casi 200.000 habitantes, es la ciudad más grande y poblada de Castilla-La Mancha. Es una ciudad moderna y cosmopolita hasta el punto que, ya a finales del siglo XIX, el escritor y novelista Azorín la bautizó como la «Nueva York de La Mancha». Entre sus monumentos más representativos podemos destacar La Catedral de San Juan Bautista, la Plaza de Toros, el Recinto Ferial, el Teatro Circo, la Fábrica de Harinas, el Palacio Provincial, la Torre del Agua o el Pasaje Lodares.

La oferta cultural es infinita. A modo de ejemplo, de entre sus museos destacamos el Museo de Albacete, el Museo de la Cuchillería, el Museo Municipal o la Casa de la Cultura José Saramago.

Y deambulando por esta maravillosa ciudad, si se nos ha hecho la hora de comer o de cenar que mejor que acercarnos por el restaurante «Martina» para degustar sus elaboraciones de la mano del chef Javier García. Mención especial son sus «Bravas Martina 2.0» merecedoras del segundo premio a las mejores bravas 2021 celebrado en Palencia.

 

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